En el valle de la muerte en California se da un evento muy curioso, este valle es una zona desértica donde grandes rocas se mueven solas, dejan en la arena el rastro de su desplazamiento y algunas de ellas han logrado moverse hasta 224m de distancia. Se les conoce como piedras vivientes, y eran un misterio hasta que investigadores en Estados Unidos encontraron la respuesta. Descubrieron que durante la noche se creaba una ligera capa de hielo, lo que hace que las rocas se deslicen lentamente hasta la mañana siguiente cuando el hielo se derrite y sólo queda el rastro del camino que recorrieron.
Es un movimiento sutil e imperceptible pero capaz de mover grandes rocas. De la misma manera este mundo es un lugar resbaladizo. (v. 2). El salmista había experimentado estar cerca de esta desviación de su corazón hacia las cosas de este mundo. Y es algo que también nos puede suceder a nosotros, el problema es que deslizarse lejos de Dios puede ser sutil e imperceptible; todo comienza en lo íntimo y personal de nuestro corazón, dejamos de amar a Dios y encontramos nuestro gozo en otras cosas a parte de Dios, eso nos lleva en una senda de enfriamiento espiritual, donde dejamos de buscar a Dios en nuestro corazón, ya no le hablamos en oración ya no escuchamos su voz a través de la lectura de la Palabra. De pronto ya no tenemos ánimo para ir a la iglesia, escuchar las enseñanzas, cantar, participar con los hermanos, etc.
Cuando menos nos damos cuenta, nos encontramos lejos de Dios y persiguiendo los placeres de este mundo y nuestros propios deseos, con un corazón duro y frío como un témpano de hielo. No sé en qué punto de tu vida espiritual te encuentras, o si hay algo de Cristo o de vida espiritual en tu alma, el Señor quiere que le conozcas hasta que te des cuenta que él es tu única esperanza y el único que puede satisfacer tu alma.
El salmista escribe esto habiendo experimentado un poco esta atracción a lo que él veía de otras personas que no conocían a Dios. Y nos va a enseñar qué fue lo que él hizo para permanecer firme, para no deslizarse lejos de Dios y poder encontrar su gozo y su bien en él.
Comenzaremos viendo cómo fue el proceso de caída y restauración que experimentó el salmista, para que también nosotros podamos luchar con el desánimo y el enfriamiento espiritual.
I. La tentación: Ver y envidiar (v. 2-3)
El salmista se estaba deslizando porque vio algo y tuvo envidia, lo que vio lo estaba atrayendo lejos de Dios. Y no está hablando simplemente de observar rápidamente o dar una miradita, se refiere a ver algo de manera diferente, con deseo y codicia. Fue la actitud que satanás provocó en Eva después de haberle engañado: » Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría…» (Gen 3:6). La mirada de Eva hacia aquel fruto había cambiado después de esa conversación con la serpiente, ahora había un anhelo pecaminoso y codicia en su corazón.
¿Qué era lo que el salmista vio que le estaba tentando a deslizarse? Toda esta sección hace referencia a personas, y especialmente a las actitudes de estas personas.
1. El gozo – se la pasan bien (v. 4-5). No tienen penas ni congojas. Parece que las personas que viven sin Dios están disfrutando de la buena vida y están experimentando el gozo verdadero. Cuando lo veo me siento tentado a deslizarme y seguir a esas personas, a adoptar sus creencias, vivir como ellos o verme como ellos. Parece que el gozo verdadero y la vida plena están allá afuera en el mundo.
2. La soberbia – hacen lo que quieren (v. 6-11). No sólo disfrutan la buena vida y los placeres, sino que parece que no tienen restricciones (v. 6), viven como quieren y hacen lo que quieren. Muchas veces en la vida cristiana nos sentimos limitados, comenzamos a adoptar la idea errónea de que seguir a Jesús es una serie de cosas que «NO» debes hacer. Pero en el mundo parece que hay verdadera libertad.
3. La prosperidad – V. 7, 12 Viven como quieren. «Los ojos le saltan de gordura», suena raro, pero en la antigüedad los que comían banquetes eran los reyes, ricos y o poderosos (posiciones de influencia socio política), si usted era gordito era sinónimo de que podía darse ciertos lujos en la comida. El salmista habla de la vida de excesos y disfrute que parecen tener todos aquellos que no creen en Dios.
También esa puede ser nuestra tentación, ver y envidiar lo que el mundo ofrece. Parece que hacer lo correcto no trae mucho beneficio. Muchas veces vamos tras el sueño de un trabajo estable, una casa bonita, un auto del año, el nuevo iPhone, etc. Todas aquellas cosas que creemos nos harán felices. Eso es lo que vemos a nuestro alrededor, no sólo en las personas que nos rodean, sino que las series de internet o las redes sociales están inundadas de esta filosofía de gozo, soberbia y prosperidad. El problema es que lentamente comenzamos a adoptar el estilo de vida y las actitudes de las personas que consideramos exitosas en este mundo.
¿Cuál fue la respuesta del salmista? ¿Qué sucedió en su corazón al ver el mundo a su alrededor?
II. La respuesta: La amargura. (v. 13, 21-22)
El problema es que la realidad y la experiencia está en conflicto con la verdad. Sabemos que Dios es amoroso y todopoderoso, pero al ver nuestra experiencia y la de otros creyentes, comenzamos a dudar que esto sea verdad. La vida en este mundo contradice la idea de un Dios bueno y amoroso. Y eso hace que sea muy lógico para algunos rechazar a Dios (v. 9-11).
¿De qué sirve vivir una vida recta? ¿Qué beneficio tiene hacer lo correcto si no puedo gozar ni vivir la vida como el mundo la vive? ¿por qué no darnos por vencidos y unirnos a la feliz mayoría? Parece que la búsqueda de la pureza y la santidad en la vida del salmista sólo le ha dado como resultado problemas y castigos. Parece que los que no buscan a Dios les va bien, y los que quieren agradar a Dios nos pasan muchas pruebas. ¿Qué está sucediendo? (v. 14-16)
¿Por qué Asaf se siente así? El problema es que el Salmista había olvidado algo que nosotros también olvidamos. El versículo 1 nos da la base del salmo, un principio que ni el salmista ni nosotros debemos olvidar. Lo que él había olvidado es que Dios es bueno, y Dios es bueno con los limpios de corazón, con aquellos que buscan la gracia y la justicia de Dios.
Esto fue lo que olvidó Eva en el edén cuando fue tentada por la serpiente. La serpiente se enfocó en la restricción para hacerle pensar a Eva que Dios era malo (CITAR PASAJE). La serpiente entonces le dio una alternativa a la mujer. Eva se creyó la mentira de satanás porque llegó a la conclusión que Dios era malo, que le estaba privando de algo bueno.
Muchas veces tratamos de vivir la vida cristiana y hacer lo correcto y olvidamos que Dios es bueno. No vemos los resultados que esperábamos en nuestra vida o luchas, en mi familia o mis hijos. Nos enfocamos en las restricciones y pensamos que Dios no es bueno. Entonces como el salmista, se llena de amargura nuestro corazón.
Muchas veces nos alejamos por olvidar esta verdad y dejar que las raíces de amargura nos deslicen lejos de Dios (Heb 12:15) «Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados». «Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo». (Heb 3:12).
¿Cuál es la solución a la amargura que nos lleva dejos de Dios? ¿Cómo podemos recuperar nuestro gozo y comunión con el Señor?
III. La solución: Entrar en la presencia de Dios
Asaf el salmista, quizás era el encargado de la adoración. Él sabía que el altar era el lugar donde el Señor había prometido morar y donde siempre podía ser encontrado. Él buscó la presencia de Dios. De la misma manera, cuando comencemos a percibir el frío de nuestros propios corazones debemos correr a Cristo. Debemos buscar la roca firme y dejar que sea Dios quien guie nuestros pasos para que no deslicen.
¿Qué fue lo que entendió cuando entró en la presencia de Dios?
1. (v. 17-20) El fin de ellos, ¿Quiénes? Los que parecen que son felices y les va bien. Aquellos que rechazan a Dios, que ignoran de Dios y viven la vida a su manera. Asaf reconoció la sabiduría de Dios en establecer un día en el cual hará justicia y revelará así su bondad.
2. La necedad de alejarse de Dios (v. 21-24, 27). Muchas veces cuando estamos pasando por la prueba no nos damos cuenta que el Señor está con nosotros, no podemos ver la mano invisible de Dios que nos guía en todo momento, ni tampoco el final glorioso que Dios ha preparado para los que le buscan (v. 24). «Considera al íntegro, y mira al justo; Porque hay un final dichoso para el hombre de paz». (Sal 37:37).
3. Entendió que Dios debería ser su gozo y satisfacción (v. 25-28). El salmista se vio tentado a encontrar su satisfacción en lo que vio, pero al mirar a Dios tal como él es, pudo encontrar que él era el único que podía satisfacer, que lo que había encontrado en el Señor era mucho mejor que lo que este mundo podía ofrecer. Por eso Dios es la roca de nuestro corazón (v. 26).
v. 28 El salmista descubrió que el bien no se encontraba en lo que el mundo podía darle, que acercarse a Dios era el mayor bien, no sólo por lo que él pude ofrecer sino por lo que él es.
La realidad es que todos nosotros nos hemos deslizado. Isaías 53:6 dice «Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino…», ¿y qué hizo Dios en estos momentos? (Is 53:4-6). El Señor tomó la iniciativa, él vino a buscar y salvar lo que se había perdido.
Dios es bueno. Y algo muy importante que debemos recordar es que el amor y la bondad de Dios no se mide por mis circunstancias, la bondad de Dios se mide por lo que él ha hecho por mí en la cruz. Cuando veamos las circunstancias y comencemos a dudar del amor y la bondad de Dios, recuerde lo que dijo el apóstol Juan «En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados». (1Jn 4:9-10)
Su amor se define por su sacrificio en la cruz por mis pecados, para darme vida y salvación eterna. Muchas personas para encontrar algo de esperanza dicen: «lo mejor está por venir», pero lo mejor ya vino y se llama Jesucristo. Cuando dude de la bondad de Dios, mire a la cruz. El Señor quiere que encuentres tu satisfacción en él, y que podamos unirnos a las palabras del Salmista quien dijo:
«¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti?
Y fuera de ti nada deseo en la tierra.
Mi carne y mi corazón desfallecen;
Mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre.
Porque he aquí, los que se alejan de ti perecerán;
Tú destruirás a todo aquel que de ti se aparta.
Pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien;
He puesto en Jehová el Señor mi esperanza,
Para contar todas tus obras».
(Sal 73:25-28)