El conflicto entre la simiente de la serpiente y la de la mujer lo vamos a ver a través de toda la historia. Iniciando el capítulo cuatro vemos la historia entre Caín y Abel, y aquí vemos el tema de la historia de la simiente de la mujer y de la serpiente.
Los hijos de la primera pareja, así como todos nosotros, se nos dice que somos pecadores (Gn 4:7). Estos dos hijos y todos los descendientes de la primera pareja son pecadores. Ya que podemos ser aceptados por Dios a pesar de ser pecadores, debemos escoger hacer el bien.
1. Dios acepta la ofrenda del pecador obediente a su palabra
Hablando de Abel, aquí Adán y Eva tienen su primer hijo. Iniciamos con la promesa que Dios le hizo a Eva en Génesis 3:15 y la pregunta es ¿Quién sería ese descendiente que traería la victoria sobre el pecado? Génesis 4:1 El nombre de Caín significa «recibido» o «adquirido», creyendo Eva que sería aquel que traería la promesa. También nació Abel, cuyo nombre significa «vanidad». Estos dos hijos eran descendientes de una pareja pecadora (Sal 51:5).
Ambos hijos pecadores deberían acercarse a Dios de una manera correcta ¿Qué debían hacer para acercarse a un Dios santo siendo pecadores? Ambos en una edad adulta presentan su ofrenda a Jehová. Es probable que Adán y Eva ya tenían indicaciones de cómo ofrecer sacrificios para perdón de sus pecados.
En el capítulo 3, después que ellos pecaron, se hicieron delantales de hojas de higuera para cubrirse. Cubren su vergüenza, se alejan, huyen de Dios, se echan la culpa, etc. Pero Dios en su misericordia y compasión, derrama sangre inocente para cubrir el pecado de ellos. Podemos ver que es la primera muestra de cómo ellos debían acercarse a Dios, y a través de toda la historia podemos ver ese patrón aceptable (He 9:22). Tenía que haber un derramamiento de sangre.
El pecado tenía que ser castigado con la muerte, entonces, podemos deducir que estos jóvenes crecieron viendo este ejemplo de sus padres, que deberían acercarse a Dios con el sacrificio de animales, entonces vienen ellos a ofrecer sacrificios voluntariamente (Gen 4:3-4). Dios acepta el sacrificio de Abel, siendo un pecador obediente (He 11:4). Aquí vemos que la ofrenda de Abel era conforme a la voluntad de Dios, fue aceptable y era la manera en la que ambos debían haber venido. Abel obedeció la palabra, Dios vio su corazón, su obediencia y se agradó de él y su ofrenda.
2. Dios rechaza la ofrenda de pecador que rechaza a Dios
Por otro lado, vemos la ofrenda de Caín (Gen 4:5-6), él decide acercarse con ofrendas en sus propios términos. Caín se estaba acercando a Dios sin un interés en lo que Dios había dicho. Muchas veces podemos tener esa misma actitud, conocemos lo que agrada a Dios y nosotros queremos hacer nuestra propia voluntad.
Él toma en poco la instrucción divina y por lo tanto su ofrenda es rechazada (Stg 4:17). Él se enoja con Dios y lo expresa con su semblante decaído. Dios le hace una invitación a hacer el bien y una advertencia al peligro del pecado.
Génesis 4:8 Caín no sólo fue egoísta, rebelde, y se dejó dominar por el pecado. Él sabía que no podía desquitarse contra Dios, pero sí podría hacerlo con su hermano. Esto nos muestra las dos simientes y la constante lucha entre los dos descendientes (1 Jn 3:14). Aquí vemos a Caín siendo dominado por el pecado, pero también vemos a Dios mostrando su misericordia con el pecador. Dios es tan paciente que no nos da lo que merecemos.
En esta conversación con Caín vemos algo similar a lo que vimos en el capítulo anterior con Adán y Eva. Esta serie de preguntas para Caín son una oportunidad para que él se arrepintiera. Después de que mata a su hermano, Dios le pregunta a Caín «¿Dónde está Abel tu hermano?». Caín está escogiendo hacer el mal, pero ahora también miente al decir «No sé». El hombre es pecador por naturaleza, y no sólo es tentado por el enemigo, sino que nosotros mismos escogemos hacer el mal.
Es triste ver cómo la actitud de Caín refleja otra vez el pecado del hombre. Gálatas 5:19-21 Dios odia el pecado, nosotros estamos condenados y hay una paga por el pecado que es la muerte, alguien tiene que morir para limpiar nuestros pecados. Y la historia de la Biblia nos habla de alguien que ya pagó y es el sustituto por nuestros pecados (Jn 1:29). Jesucristo es el sacrificio aceptable y perfecto por el cual podemos tener perdón por nuestros pecados.
Hemos visto estas dos simientes, pero la promesa era que la simiente de la mujer vencería a la simiente de la serpiente, pero aquí vemos todo lo contrario. El narrador de Génesis hace este contraste y continúa hablando de la descendencia de Caín (la serpiente), y lo que notamos es que las cosas van de mal en peor, y se detiene el narrador a darnos detalles sobre Lamec (Gen 4:19-24). Este hombre rompe el diseño de Dios en el matrimonio y enfatiza cómo la maldad del hombre se multiplica.
Sin embargo, a pesar de esto vemos una luz de esperanza del cumplimiento de la promesa de la simiente de la mujer (Gen 4:25-26). En esta descendencia puesta fuera de orden en la narración, es para contrastar que Dios todavía tiene misericordia del pecador, no iba a vencer la simiente de la serpiente. Dios es misericordioso a pesar de que somos pecadores y el hombre decide hacer lo malo.
Dios muestra su amor para los pecadores (Ro 5:8). Jesucristo fue el cordero perfecto quien satisfaría y sería la ofrenda perfecta (He 9:26-28). Podemos ser aceptados, perdonados por Dios cuando venimos con humildad y fe a través de Jesucristo, él es quien derramó su sangre inocente por todos nosotros y por eso podemos ser aceptados delante del padre.
El pasaje termina diciendo «Entonces los hombres comenzaron a invocar el nombre de Jehová» (Hch 10:13). Sólo cuando invocamos el nombre del Señor es que podemos ser salvos, y cuando hemos venido a él en arrepentimiento y fe podemos andar en vida nueva, no permitiendo que el pecado nos domine. Que el Señor nos ayude a vivir la vida cristiana teniendo victoria sobre el pecado y acercándonos a él a través de Jesucristo.