Señor, acaba con la maldad

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Hace unas semanas escuchamos la situación del tiroteo en una primaria en Texas, una de las masacres más terribles en los Estados Unidos en los últimos años. El asesino falleció, pero aún siguen las investigaciones.

Actos como estos a niños inocentes nos indignan, pero según el Washington Post, en los Estados Unidos hay en promedio 4 tiroteos por semanal. Pero en nuestro país también encontramos situaciones difíciles, secuestros, abusos, opresión; La maldad existe en todos lados.

El salmista pide al Señor que acabe con la maldad en la tierra. Vivimos en un mundo hundido en la maldad y la injusticia. Al iniciar este salmo pareciera que el malo se sale con la suya, pero aún en este mundo caótico y lleno de maldad, la Biblia nos da esperanza, Dios acabará con el malvado a su tiempo. Dios es justo, y porque Dios es Rey justo y juzga el pescado en la tierra, tú debes arrepentirte y confiar en él.

Del 1-11 el salmista expresa su desaliento a Dios por la maldad en la tierra. Los salmos son una sección poética que nos narra la historia de la Biblia. A través de las poesías que vemos en los salimos, encontramos en ocasiones a los salmistas escribiendo con sinceridad los sentimientos del alma y su desesperación, pidiendo ayuda en tiempos difíciles. Ellos saben que Dios reina eternamente y para siempre.

V. 1 es una pregunta de un creyente expresando su duda y desaliento por la maldad en la tierra. El salmista está confundido al ver a su alrededor. Los versículos del 10-11 nos dan las características de los malvados: son arrogantes, acosan, persiguen al pobre, se jactan de hacer el mal, desprecia a Jehová, no busca a Dios, sus caminos son torcidos, están lejos de los juicios de Dios, desprecian a los adversarios, creen que nunca les pasará nada, su boca está llena de maldad, matan al inocente, acechan como león, piensan que Dios no los ve.

Por eso el salmista pregunta “¿Por qué estás lejos, oh Jehová, y te escondes en el tiempo de la tribulación?”, la única respuesta que podemos encontrar es que vivimos en un mundo caído, pero este no es el mundo que Dios diseñó. Después de la caída de Adán y Eva, al rebelarse y ser desobedientes a su creador fue que el pecado entró en el mundo. Al igual que los malvados en el salmo 10, ellos rechazaron los juicios de Dios e hicieron su propia voluntad. Dios está permitiendo que cosechemos las consecuencias del pecado de Adán y Eva, pero también de nuestro propio pecado y nuestra naturaleza que se revela contra Dios.

Sin embargo, aun así, Dios nos amó, y demostró su amor actuando para reconciliarnos por medio de su hijo Jesucristo (Ro 5:8). Dios actuó a nuestro favor por su rescate por medio de Jesucristo, de la simiente de la mujer vendría alguien que aplastaría la cabeza de la serpiente por medio de Jesucristo.

El mal está en todos lados, sin embargo, nosotros también batallamos con el pecado y necesitamos de un Salvador que transforme nuestras vidas. Esta oración que lanza el salmista es “acaba con la maldad”.

La segunda sección del salmo la encontramos del 12-18, y nos muestra que Dios no está distante y no ignora la maldad de esta tierra, nosotros pensamos que nadie nos ve o nadie nos escucha (Sal 9:12).

La última sección del salmo, del 16-18 afirma que Jehová es rey eternamente y para siempre (Sal 9:5, 7-8; 146:10; Jer 10:10). Salmo 10:17 Jehová escucha y actúa a favor del creyente humilde y de los desfavorecidos. Esto último no sólo se refiere a las personas que no tiene dinero, sino a aquellos que tienen un espíritu quebrantado.

Versículos 15-18 resumen esto, Dios se encargará de dar juicio al malvado y pecador.

Cuando vemos a nuestro alrededor, es evidente qué hay personas malas, la maldad abunda. Hay gente sin temor de Dios en sus vidas arrogantes y que se jactan de las malas acciones, el malo piensa que Dios no ve sus malas acciones y sigue haciendo maldad. Pero la Biblia nos dice también en Gálatas 6:7 que Dios no puede ser burlado, todo lo que el hombre siembra también va a cosechar.

Dios no está distante de la vida de cada uno de nosotros. Salmo 139:7-8 nos recuerda que no podremos huir del Señor. Sin embargo, nosotros pudiéramos pensar que no somos tan malos como aquellos que terminan con la vida de otros, sin embargo, la Biblia dice que todos somos iguales de pecadores (Ro 3:9-18). Muchas veces nos sentimos buenos porque nos comparamos con otros pecadores, pero nuestro estándar es Dios, delante del cual daremos cuenta. Somos pecadores y necesitamos de un Salvador.

La oración del Salmista era que Dios acabara con el mal. Es por eso que Dios mismo envío a su hijo a este mundo, para que él acabara con la maldad y el pescado.

¿Tomas en cuenta a Dios en tu vida? ¿Buscas el consejo de Dios en las decisiones importantes? ¿Desprecias a Dios y no está él en ninguno de tus pensamientos? He 4:13; Mat 12:35-36.

Dios acabara con el malo y la maldad de la tierra. Él es Rey eternamente y para siempre. ¿Cuál debe ser nuestra repuesta? Dios condena el pecado, él no se agrada de la maldad. La maldad que existe en este mundo no era parte del diseño de Dios.

Jesús es Rey eterno y él reinará para siempre, en su reino celestial no habrá cabida para el malo (Ap 21:27). Dios tuvo que quebrantar a su propio hijo para que tú y yo pudiéramos tener vida (Is 53:4-6). Dios nos ama tanto que tuvo que enviar a su hijo a sufrir la condenación que nosotros merecíamos, Dios levantó su mano y quebrantó a su propio hijo para acabar con la maldad (Jn 3:18).

Al ver las noticias y nuestra sociedad, vemos las consecuencias de la caída, pero al ver nuestras propias actitudes debemos desear que Dios acabe con la maldad, venir ante él en arrepentimiento y fe, permitiendo que Dios nos cambie día a día con su Palabra. Y que aprécienos los mandamientos de Dios, viviendo una vida de santidad. Esto no es algo que podemos hacer, es una obra divina.

Que nuestro deseo sea sométenos al rey de reyes

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