Terminamos capítulo 4 con los hijos de Caín, especialmente con uno llamado Lamec, a quien no le importaría matar a un niño a golpes, y escribe cantos de su matanza. ¿A quién creen que pertenece esta descendencia, es la simiente de la mujer o la simiente de la serpiente?
Los hijos de Caín no promueven el reino de Dios sino su propio reino. Sin embargo, la historia no termina ahí. Hasta este punto podría darnos la impresión de que la simiente de la serpiente ha vencido a la simiente de la mujer. Pero el capítulo 4 termina hablándonos de un nuevo hijo. (Gn 4:25).
Dios compensa la pérdida de Abel y le da de nuevo un hijo a Adán y Eva. El nombre de Set tiene que ver con compensar o sustituir. Set es el sustituto para Abel, no sólo porque ha muerto, al parecer Eva entiende el concepto del descendiente prometido, alguien que tomará el lugar para traer la simiente prometida y por quien vendría el Mesías Salvador.
Génesis 4:26 Nos da la esperanza de una nueva descendencia a través de un hijo de Eva. Hemos visto el canto de Lamec, pero a través de Set vemos una nueva generación que sí está invocando el nombre de Dios. Dios está preservando su linaje, un pueblo de verdaderos adoradores.
Las primeras palabras de este capítulo son «Ze séfer toledá Adám», «Libro de la las generaciones de Adán». Esta frase es importante porque de aquí en adelante Moisés va a usar esta frase como un motivo o tema en el libro. La palabra Hebrea es Toledoth (2:4 ‘elé toledá shamayin’, 5:1, 6:9, 10:1, 11:10, 27; 25:11, 19; 37:2). En el contexto de lo que hemos venido aprendiendo ¿por qué cree que es importante hablar de genealogías en el libro de Génesis? Porque estamos buscando la línea de descendencia por la que vendrá el hijo de la mujer que cumpliría la promesa.
El capítulo que vamos a ver hoy se nos presenta un resumen de la genealogía de Adán, y se enfoca esta genealogía en un hijo específicamente ¿Quién es? (Gn 5:3): Set. La frase «a su semejanza, conforme a su imagen», es interesante porque Adán había sido creado conforme a la imagen y semejanza de Dios, pero ahora el autor nos enfatiza cómo la raza humana comienza a adoptar la naturaleza pecaminosa del primer hombre, Set y toda la humanidad ahora tenemos una imagen y semejanza de un hombre que ha sido corrompido por el pecado.
Esta genealogía o Toledoth nos va a destacar algunos aspectos importantes acerca de la generación que adora a Dios, sobre todo comparando con la genealogía que vimos en el capítulo anterior, de la descendencia de Caín y en general con toda la humanidad.
1. La similitud
A. Lo primero que podemos ver es que Adán y sus descendientes están tomando en serio su llamado de multiplicarse y fructificar, y gradualmente comienzan a poblar la tierra (Gen 1:28). La procreación es el plan de Dios para extender su nombre y su gloria. El hombre es creado a imagen de Dios, el problema es que ahora estamos multiplicando una imagen que ha sido deformada por el pecado. Es por esto que, como padres tenemos otra tarea, no sólo la procreación sino también la crianza. Necesitamos enseñar a esos pequeños pecadores cómo pueden ser lo que Dios diseñó desde el principio, un reflejo de la gracia y la gloria de Dios.
Muchos de los problemas que vemos en nuestra sociedad, como delincuencia, adicciones, embarazos no deseados, etc., tienen que ver con la crianza. La generación de hoy es el resultado de lo que la generación anterior ha formado. Tenemos una gran responsabilidad con nuestros hijos, para la sociedad, pero principalmente para la gloria de Dios.
B. Lo segundo que llama nuestra atención es la cantidad de años que vivían las personas. En esta lista encontramos al hombre más longevo, Matusalén, quien vivió 969 años. También vemos que la edad de a edad de Adán fue de 930 años (Gn 5:5), y contando las generaciones, es probable que Adán conociera a gran parte de sus descendientes, por lo menos hasta Enoc.
A pesar de la gran cantidad de años que vivieron estos hombres, la corrupción causada por el pecado llevó a que el tiempo de vida de la humanidad se fuera acortando.
Recuerde que Adán y Eva tenían acceso al árbol de la vida, lo cual les dotaba de la capacidad de poder vivir para siempre, pero al ser privado del acceso a este árbol, sus años fueron decayendo paulatinamente generación tras generación. Notamos esto especialmente en las genealogías antes y después del diluvio. Es como el ventilador/abanico de su casa cuando está prendido y de pronto lo desconecta, seguirá girando y echando un poco de aire, pero después de un rato se detendrá completamente. Así es la vida del hombre.
C. La tercera cosa que podemos notar la encontramos en el principio y el final de cada persona mencionada. Se nos dice la cantidad de años que vivieron y termina con la frase «y murió». Ahora vemos un patrón para toda la humanidad caída: nace, crece, se reproduce y muere. La muerte física fue el cumplimiento del juicio divino y las consecuencias del pecado del hombre.
Imagínese lo duro que fue para Adán, ver morir a muchos de sus descendientes y pensar como todo eso fue su culpa. El pecado tiene consecuencias, a veces esas consecuencias no sólo nos afectan a nosotros sino también a las personas que están a nuestro alrededor. El pecado, el dolor y la muerte nos va a afectar a todos, tanto creyentes como no creyentes, la diferencia es que los que creemos en Cristo como salvador, tenemos una esperanza eterna.
2. La excepción
V. 21-24 Después de pasar por varios versículos leyendo el ciclo de hombres que vivieron y murieron, llegamos a estos cuatro versículos donde se rompe el ciclo. Se menciona a un hombre que caminó con Dios y que no murió, sino que fue arrebatado y llevado a la presencia de Dios. Enoc caminó con Dios. Esta es la línea del salvador, la descendencia de la mujer. Lo que caracteriza a la descendencia de Set es que son personas que invocan a Dios y caminan con Dios, y no sólo ellos, sino que debe ser lo que caracteriza a todos aquellos que forman parte del pueblo de Dios.
Enoc fue la excepción para el patrón de vida-muerte que veíamos viendo, pero él también es una excepción de la humanidad. Hebreos 9:27 dice que está establecido para los hombres que mueran, es el resultado inevitable de la maldición por el pecado, pero Enoc no experimentó esa consecuencia.
Hebreos 11:5-6 Normalmente conocemos el versículo 6 de memoria, pero olvidamos que este versículo está conectado con la historia de Enoc. Fue tanta la fe que este hombre tenía en Dios, que vivió agradando a Dios, y como resultado, fue traspuesto, trasladado, arrebatado por Dios. Este hombre vivió con una confianza fuerte, esperando el galardón de Dios, siguió el patrón de Abel quien buscó agradar a Dios y no sus propios deseos como Caín.
Enoc fue una excepción en su comunión con Dios. Hermanos, no debemos vivir tan arraigados a esta vida, debemos vivir con los ojos en la eternidad, no atesorando las cosas que se ven sino las que no se ven. Recuerde que este mundo está bajo maldición, todo lo que podemos desear es temporal. Hay cosas más importantes que tienen que ver con la eternidad, y es ahí donde debemos invertir nuestra vida, tiempo y recursos.
Esto también nos enseña cómo debemos conducirnos como hijos de Dios, debemos vivir en una comunión tan profunda y cercana que va más allá de rituales y religiosidad, o actos repetitivos y superficiales. La adoración a Dios tiene que ver con la cercanía y dependencia que tiene el hombre de Dios. Como ya lo hemos mencionado, es vivir todos los días, 24/7 siendo conscientes de la presencia de Dios en nuestras vidas. Implica pasar tiempo en la Palabra de Dios, hablando con Dios en oración y en comunión con el pueblo de Dios.
3. El contraste
Vemos un contraste en el nieto de Enoc, cuyo nombre nos recuerda a un nieto de Caín. En el capítulo anterior leímos de Lamec, un hombre tan perverso que no le importaba matar a un niño a golpes, o tomar muchas mujeres como esposas. Él escribe cantos de su matanza en el capítulo anterior, lo que podría ser el primer narco corrido (Gn 4:22-24). Lo que está diciendo es: «si ustedes creen que Caín era malo, pues no se compara con lo que yo soy».
Ahora, su canto orgulloso y perverso se contraste con su homónimo Lamec, descendiente de Set, que encontramos en el capítulo 5. A diferencia del Lamec de Caín, las palabras de este Lamec nos muestran la esperanza que él tenía de un salvador al ponerle a su hijo el nombre de «Noé. El nombre Hebreo es «Nóaj», que viene de la palabra «Núaj» que significa «descanso» o «reposo». Las palabras de Lamec también nos develan el ambiente que se vivía en sus días, había un pesar por el dolor que había venido por la maldición del pecado en la tierra, pero también se siente una carga por la maldad que se está multiplicando, con lo cual Dios va a tratar en el próximo capítulo, usando precisamente a Noé.
Lamec le da este nombre a su hijo con la intención de que él pudiera ser una bendición para su generación. Pero nuevamente, no sólo fue una cuestión de ponerle el nombre y dejarlo a su suerte, él debía instruirlo y ayudarlo a ser lo que el Señor le había llamado, esto es la crianza. En los siguientes capítulos vemos cómo Noé oyó y obedeció a Dios, a pesar de lo extraño que sonaba construir un barco gigante ¿De dónde cree que aprendió es obediencia? ¿Cuáles son las metas que estamos poniendo para nuestros hijos? ¿Son Bíblicas? ¿O son las mismas metas que tendría una persona inconversa? ¿Cómo estamos ayudando a nuestros hijos a cumplir su llamado de glorificar a Dios?
Quisiera terminar volviendo a la historia de Enoc, pero no a la historia de este capítulo, sino a la segunda referencia que se hace de él en el Nuevo Testamento.
Judas 1:14-15, la venida del Señor representa esperanza para algunos y juicio para otros. La vida y el arrebatamiento de Enoc fue esperanza para el resto de los hombres que temían y adoraban al Señor, pero también fue un mensaje de advertencia en contra de la generación impía que estaba viviendo en ese momento. Recuerde que esta descendencia y la del capítulo anterior, están creciendo juntas. Y en el próximo capítulo aprenderemos como la descendencia de la serpiente toma protagonismo, la maldad se multiplica de tal manera que Dios tiene que enviar el juicio del diluvio.
Así como el arrebatamiento de Enoc fue una esperanza para su generación, Pablo nos da esperanza de arrebatamiento cuando el Señor venga por su pueblo. 1 Corintios 15:51-52 Esta es la esperanza de los hijos de Dios, que un día Cristo vendrá por los suyos.
Se tocará la trompeta para juicio, pero se tocará la trompeta para que los hijos de Dios sean llamados a su presencia, y esa es la promesa que tenemos finalmente en Jesucristo. Este Enoc que fue traspuesto, apuntaba a aquel momento en el que Jesús vendría por su iglesia.
«El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento» (2Pe 3:9). Esta es una advertencia para el pecador, pero también es un recordatorio de nuestra tarea, al igual que Enoc es advertir de juicio a la humanidad que no se ha arrepentido, pero también recordar que hay esperanza para los hijos de Dios.